Lesión de Meniscos

Debido a su estructura y las funciones que desempeñan, los meniscos de las rodillas son una de las partes del cuerpo más expuestas a las lesiones, como consecuencia de la práctica deportiva, especialmente de deportes de contacto como el fútbol, rugby, básquet, tenis o en el esquí, siendo los desgarres y roturas las más comunes

Rotura de meniscos

Torceduras, giros mal realizados, apoyar demasiado peso en las rodillas puede provocar la rotura de los meniscos, lo que causa inflamación, dolor, rigidez, bloqueo y dificultad para extender por completo la articulación. La rotura usualmente requiere tratamiento quirúrgico.

Desgarro de meniscos

Los desgarros de meniscos son muy comunes junto con otras lesiones de rodilla, como el desgarro del ligamento cruzado anterior. Suelen ser longitudinales, en pico de loro, en colgajo, en mango de balde y mixtos/complejos; suelen ser consecuencia de la práctica deportiva, o de origen degenerativo en personas mayores. Un desgarro puede ser reparado mediante tratamiento conservador o quirúrgico.

• Traumatismo o lesión deportiva
•  Daño degenerativo
• Edad
• Giros o cambios de dirección repentinos, con el pie fijo en el suelo.
• Mantener flexiones forzadas por mucho tiempo (como la posición en cuclillas).
• Caídas incorrectas al saltar.
• Golpes directos en la rodilla.

• Dolor de rodilla localizado en la línea de movimiento entre los dos huesos (fémur y tibia), es decir, en la parte interna o lateral de la rodilla.
• Dificultad o incapacidad para extender o doblar la pierna por completo.
• Movimientos de la rodilla acompañados por un chasquido.
• Rigidez e inflamación en la rodilla intermitentes, es decir, que puede desaparecer y reaparecer después de semanas o meses.
• Dolor o dificultad para sostener el peso del cuerpo sobre la rodilla afectada.
• Bloqueo, es decir, la sensación de perder fuerza en las rodillas.
• Dolor tan grande que provoque dejar las actividades deportivas (fútbol, caminar, correr, etc.).

El diagnóstico de una lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) se realiza en la exploración médica realizada con un médico especialista en rodilla (subespecialista en lesiones articulares), mediante la aplicación de pruebas en la rodilla lesionada, así como también evaluar lesiones, fracturas o fisuras asociadas. Si la lesión tiene pocos días, la inflamación y dolor de la articulación orientan el diagnóstico. En lesiones de varios días, meses o años, la inestabilidad o inseguridad de la rodilla será el signo más importante para el diagnóstico.

Exámenes de imagen

Cualquier lesión de rodilla debe someterse a las siguientes pruebas de imagen para complementar el diagnóstico clínico y determinar el tratamiento:

• Radiografías para detectar o descartar fracturas en o alrededor de los huesos que forman la articulación.
• Resonancia magnética para visualizar la rodilla y su estructura lesionada, confirmar aquellas lesiones que se sospecha que tienen daño meniscal y encontrar lesiones relacionadas (menisco contralateral, cartílago y ligamento).

Cuando las lesiones sintomáticas son compatibles con las de tipo III en la resonancia magnética, se debe considerar la artroscopia para evaluar las lesiones, así como evaluar si es conveniente reparar el menisco desgarrado.

La tendencia actual es reparar el daño meniscal siempre que sea posible y mejorar su curación biológicamente. Sin embargo, no todos los casos son reparables, por lo que la decisión de reparar o quitar parte o todo el menisco se toma en última instancia en el quirófano.

Cirugía

La cirugía para reparar meniscos tiene la ventaja de conservar las características de esta estructura, y por tanto mantiene todas sus funciones. La desventaja es la rehabilitación, que incluye no sostener la rodilla durante aproximadamente de 3 a 6 semanas y limitar la flexión de la rodilla a 90 grados; sin embargo, esto es temporal y puede tratarse en la rehabilitación.

Por su parte, la ventaja de reparar el menisco es que el apoyo y la movilidad después de la operación de menisco son casi instantáneos. La desventaja es que se pierden algunas funciones del menisco.

Terapia

Después de una intervención para reparar los meniscos, se recomiendan ejercicios de rehabilitación con el fin de recuperar la fuerza, la flexibilidad, el movimiento, y sobre todo, la calidad de vida del paciente.