Luxación del Hombro

• Dolor severo en el hombro
• Inflamación y moretones en la parte superior del brazo y el hombro afectado
• Deformación del hombro, que pierde su forma redonda habitual
• Entumecimiento y/o debilidad en el brazo, la mano, los dedos y el cuello
• Dificultades para mover el brazo
• Brazo fuera de su lugar
• Espasmos musculares en el hombro

En las lesiones crónicas, el paciente siente “miedo” de realizar determinadas actividades en el hombro cuando estornuda, tose o hace un esfuerzo mínimo, se siente inseguro o se disloca repentinamente el hombro (lesión grave).

Las luxaciones iniciales y recurrentes siempre deben ser tratadas por cirujanos plásticos o especialistas para hombro dislocado, para ubicarlas adecuadamente, reduciendo así el riesgo de complicaciones. Si la reubicación no se realiza como se requiere, aumenta el riesgo de lesiones relacionadas con la cabeza humeral y el glenopilo.

Las complicaciones de una dislocación de hombro abarcan:

• Desgarro de los músculos, ligamentos y tendones del hombro
• Daños en los nervios o vasos sanguíneos adyacentes
• Artritis de hombro
• Artrosis glenohumeral

• Evaluación de la lesión. Durante la evaluación médica se realizan pruebas clínicas para evaluar el estado de los ligamentos de la articulación del hombro. Además se toma la historia médica para descartar otras lesiones.
• Radiografía. Para confirmar el diagnóstico, el médico especialista puede solicitar fotografías de rayos X de proyecciones específicas.
• Estudios complementarios de diagnóstico. En caso de que el médico lo considere, puede solicitar una resonancia magnética y/o una tomografía axial computarizada para identificar las lesiones relacionadas.

Uno de los factores más importantes a la hora de determinar el pronóstico es la edad de la primera luxación, que cuando aparece por primera vez en pacientes menores de 20 años, tienen un 95% de posibilidades de recurrencia. Por lo general, los pacientes de 40 años o más, tienen un solo episodio y una baja tasa de recurrencia.

El tiempo de evolución es importante, por lo que la dislocación del hombro debe reposicionarse lo antes posible. En general, el tratamiento consiste en tres pasos:

• Reposicionamiento. Se debe dar prioridad a reposicionar el brazo en la cavidad del hombro; antes de esto se prescriben medicamentos para relajar los músculos y aliviar el dolor.
• Fijación. Una vez que la articulación se encuentra en su lugar, el dolor intenso terminará y se debe fijar la articulación durante cierto periodo con un cabestrillo u otro dispositivo para mantener el hombro en su lugar. Durante este tiempo, que puede durar varias semanas, se pueden realizar los estudios necesarios para complementar el diagnóstico y evaluar las lesiones relacionadas.
• Rehabilitación. Una vez que la inflamación comience a ceder, el paciente debe comenzar a hacer ejercicios para fortalecer los músculos, mejorar el rango de movimiento y reincorporarse gradualmente a la práctica de actividades deportivas o cotidianas.

En caso de presentarse lesiones adicionales, o en dislocaciones recurrentes, los métodos de tratamiento se eligen con base en la edad del paciente, la actividad física que realiza, la actividad laboral y sus expectativas de recuperación. Estos pueden ser:

• Conservador. Consiste en medicamentos, ejercicios físicos, fisioterapia de los hombros y cambios de fortalecimiento muscular (generalmente adecuado para pacientes mayores de 40 años).
• Cirugía artroscópica. Para pacientes jóvenes con una o más dislocaciones y defectos óseos menores (cabeza glenoidea y humeral), se recomienda la artroscopia para la reparación de ligamentos y cápsulas articulares. Esta cirugía, mínimamente invasiva, se realiza mediante el uso de implantes denominados “anclas” para plegar, volver a tensar y volver a anclar, fortalecer y reconstruir los huesos. También puede solucionar los defectos más pequeños de la cabeza humeral. La ventaja de la artroscopia es que no requiere una apertura total del hombro, es ambulatoria, de rápida recuperación y se pueden obtener excelentes resultados, por lo que se ha convertido en el tratamiento de elección habitual de pacientes deportistas aficionados y de alto rendimiento.
• Cirugía abierta. Solo es adecuada para pacientes con defectos glenopilares y humerales graves.

Lamentablemente, después de sufrir una dislocación, los pacientes son susceptibles a lesiones recurrentes, por lo que se recomienda:

• Tomar precauciones para evitar una caída. Desde la práctica de exámenes oculares y uso de lentes oftálmicos, hasta la instalación de barandales, antiderrapantes, uso de zapato de tacón bajo, mejorar la iluminación del hogar y mantener las áreas libres de objetos con los que puedas tropezarte.
• Equipo de protección. Si practicas deportes de contacto, debes utilizar el equipo de protección y optar por aquellos donde el riesgo de lesiones sea menor.
• Fortalece tus músculos. Ya que las lesiones recurrentes son un riesgo potencial, fortalecer los músculos te ayudará a mejorar el soporte y estabilidad de la articulación.
• Mantén un peso saludable. Controlar tu peso mediante una alimentación balanceada te hará menos propenso a enfermedades que debiliten a tus articulaciones.
• Suplementación. Platica con tu médico sobre la posibilidad de consumir suplementos que fortalezcan tus huesos, articulaciones y cartílagos.